En el mundillo de una emisora radial se siente un efecto de miserio y también de fantasía. En la FM 107,1 de la ciudad de Esperanza - Provincia de Santa Fe, es inevitable escapar al influjo de tal sensación, porque no se puede evitar que vuele la mente y más allá de los avances tecnológicos de nuestro tiempo, imaginar la voz en el aire y su llegada a los hogares, es algo así como una travesura antigua, que nunca termina.
Desde el año 1991, todos los sábados, a partir de las 12 del mediodía, está Don Abel, con auriculares conversando con su público, mientras del otro lado en los controles y con piloto automático, lo acompaña Raúl Fontana.
Compartiendo rasgos de la vida de Abel, relata "En el programa manejo el material que difundimos y en ocasiones recurro a la discoteca de la radio, otras veces utilizo las colaboraciones que me hacen llegar oyentes y amigos amabilísimos. En este sentido siempre estoy a la pesca de cosas interesantes y nunca escuchadas. Mario Dos Santos es un señor que ha recorrido el mundo y me prestó una joya que trajo desde Inglaterra, música italiana grabada por ingleses. También unos amigos de mi pueblo natal, Felicia, la familia Reutemann me facilitó un disco de órganos holandeses. Estos órganos están montados sobre un móvil de ruedas y recorre las calles con paradas en las esquinas, hacen algún dinero y gozan del aprecio popular".
No es fácil conseguir el material para mantener abastecida a la audiencia que sábado tras sábado espera los mediodías para prenderse a la magia de los valses y además sin repetir los temas. Continúa Abel "... lógicamente siempre estoy tratando de enriquecer el material y allí donde vaya visito las casas del ramo, entro en las cuevas, así las llaman, donde es posible descubrir perdidos, entre discos viejos, piezas valiosas y desconocidas, los clásicos pueden encontrarse en cualquier parte. Rodolfo Nescier, otro amigo, me acercó un viejo long play de valses norteamericanos, una rareza ya que ellos no son afectos al estilo. Demás está decir que, como el tango, el vals tiene un origen despreciado por la alta sociedad de su tiempo, cuando nace el ritmo en el sur de Alemania, lo bailaba la gente del campo en fiestas interminables y desenfrenadas..."
Abel Romano, además de una vida dedicada a la docencia ejercida en diversos puntos de la provincia de Santa Fe, en los cuales cosechó amigos y numerosas experiencias de vida, continúa: .... en el año 1991, cuando estuve de regreso en la escuela Jorge Newbery, se me ocurrió hacer un programa de radio y me encontré en la disyuntiva de elegir sobre qué tema desarrollarlo y elegí los valses por ser una temática poco frecuentada, en ese aspecto me gusta investigar porque es común oir que lo más elevado es Straus, y ahí no está todo", concluye.
Según sus propias palabras la radio es un instrumento maravilloso y siempre habrá amigos a quien agradecerles; la vida es un cúmulo de sentimientos que nunca terminan de llegar, decimos nosotros.
Papá Mauricio, el abuelo Carlos, músicos de alma, le arrimaron sonidos al oído de Abel niño, arrancándole variaciones a la intimidad de la tierra.
(Extracto de la entrevista realizada por el Diario Edición Uno de la ciudad de Esperanza, el día 8 de octubre de 1999)
Desde el año 1991, todos los sábados, a partir de las 12 del mediodía, está Don Abel, con auriculares conversando con su público, mientras del otro lado en los controles y con piloto automático, lo acompaña Raúl Fontana.
Compartiendo rasgos de la vida de Abel, relata "En el programa manejo el material que difundimos y en ocasiones recurro a la discoteca de la radio, otras veces utilizo las colaboraciones que me hacen llegar oyentes y amigos amabilísimos. En este sentido siempre estoy a la pesca de cosas interesantes y nunca escuchadas. Mario Dos Santos es un señor que ha recorrido el mundo y me prestó una joya que trajo desde Inglaterra, música italiana grabada por ingleses. También unos amigos de mi pueblo natal, Felicia, la familia Reutemann me facilitó un disco de órganos holandeses. Estos órganos están montados sobre un móvil de ruedas y recorre las calles con paradas en las esquinas, hacen algún dinero y gozan del aprecio popular".
No es fácil conseguir el material para mantener abastecida a la audiencia que sábado tras sábado espera los mediodías para prenderse a la magia de los valses y además sin repetir los temas. Continúa Abel "... lógicamente siempre estoy tratando de enriquecer el material y allí donde vaya visito las casas del ramo, entro en las cuevas, así las llaman, donde es posible descubrir perdidos, entre discos viejos, piezas valiosas y desconocidas, los clásicos pueden encontrarse en cualquier parte. Rodolfo Nescier, otro amigo, me acercó un viejo long play de valses norteamericanos, una rareza ya que ellos no son afectos al estilo. Demás está decir que, como el tango, el vals tiene un origen despreciado por la alta sociedad de su tiempo, cuando nace el ritmo en el sur de Alemania, lo bailaba la gente del campo en fiestas interminables y desenfrenadas..."
Abel Romano, además de una vida dedicada a la docencia ejercida en diversos puntos de la provincia de Santa Fe, en los cuales cosechó amigos y numerosas experiencias de vida, continúa: .... en el año 1991, cuando estuve de regreso en la escuela Jorge Newbery, se me ocurrió hacer un programa de radio y me encontré en la disyuntiva de elegir sobre qué tema desarrollarlo y elegí los valses por ser una temática poco frecuentada, en ese aspecto me gusta investigar porque es común oir que lo más elevado es Straus, y ahí no está todo", concluye.
Según sus propias palabras la radio es un instrumento maravilloso y siempre habrá amigos a quien agradecerles; la vida es un cúmulo de sentimientos que nunca terminan de llegar, decimos nosotros.
Papá Mauricio, el abuelo Carlos, músicos de alma, le arrimaron sonidos al oído de Abel niño, arrancándole variaciones a la intimidad de la tierra.
(Extracto de la entrevista realizada por el Diario Edición Uno de la ciudad de Esperanza, el día 8 de octubre de 1999)
